Química Clínica de Rutina y Especializada

Este sector se ocupa de aquellas sustancias que reflejan el funcionamiento del organismo en diversos aspectos relacionados con Diabetes, función renal, funcionamiento hepático, óseo, cardíaco, pulmonar, muscular, pancreático, proteico, presencia de infecciones, etc. Abarca desde las determinaciones más conocidas (Glucosa, Urea, Colesterol, Triglicéridos, Proteínas, Albúmina, Ácido Úrico, Bilirrubina, enzimas hepáticas, pancreáticas, musculares, etc.) hasta otras que se solicitan mucho más específicamente.

La electroforesis de proteínas y los dosajes de proteínas específicas por nefelometría y/o inmunoturbidimetría conforman una muy útil extensión al antiguo concepto de “estudios químicos de rutina”.

Muy probablemente el 1º análisis clínico haya sido aquel empleado en la Antigua Grecia para diagnosticar Diabetes. Consistía en observar la orina. Si ésta atraía a los insectos, se suponía que contenía alguna sustancia dulce. Mediante el no muy científico procedimiento de testear su sabor se supo que contenía azúcar, y si su cantidad era muy elevada, el sabor se asimilaba al de la miel. De ahí que a esa Diabetes se la denominara Mellitus.

Durante la antigüedad la Medicina se desarrolló en Grecia y Roma. El juramento hipocrático que desde hace tiempo pronuncian los médicos al recibir su título proviene precisamente de las enseñanzas del gran médico griego Hipócrates de Cos, que vivió en el siglo V a.C. Las unidades actuales de retribución de algunas actividades médicas se denominan así en recuerdo del también griego Galeno de Pérgamo (129-201).

A la caída del Imperio Romano de Occidente, Europa entró en una oscura Edad Media, a tono con la barbarie de las invasiones que derribaron a Roma. La continuación del desarrollo y la investigación médicas pasaron entonces a los reinos árabes, en especial a aquellos situados en los reinos musulmanes u en la actual España. Ibn Sena, más conocido en Occidente como Avicena (980-1037) un médico, filósofo y científico musulmán, desarrolló su tarea en Persia. Maimónides (1135-1204), médico y filósofo judío cordobés, fue la figura más prominente de la Medicina en su época.

Desde la antigüedad hubo quienes intentaban trabajar con los elementos de la Naturaleza. Su objetivo: encontrar los elementos que la componen. Se pensaba que eran Aire, Agua, Fuego y Tierra. En la Edad Media ya comenzaban a utilizar vasijas metálicas y algunos artefactos de vidrio. Buscaban la Piedra Filosofal, sustancia que podría cambiar otras en Oro o Plata. No lo consiguieron, pero fueron precursores de la investigación con los materiales. La Química como ciencia surge a fines del siglo XVIII con el francés Antoine de Lavoisier, quien describió la existencia del oxígeno en el aire y su rol en la combustión de los materiales. Además, desarrolló el concepto de conservación de la materia, que indica que en cualquier reacción química no se gana ni pierde materia, sino que la misma se transforma. Antoine perdió la cabeza, pero no por una dama sino por el Terror de la Revolución Francesa, la cual no le permitió terminar algunas de sus investigaciones.

Considero a la naturaleza como un amplio laboratorio químico en el que tienen lugar toda clase de síntesis y descomposiciones.

Antoine-Laurent de Lavoisier

A partir de allí todo se sucede a una velocidad pasmosa. Los 150 años posteriores a la ejecución de Lavoisier en la guillotina desembocaron en el desarrollo de laboratorios de investigación de todo aquello que la mente humana intentaba conocer, desde la Medicina hasta la Física y la Química, Inorgánica y Orgánica, abarcando luego el intento de conocer el Cosmos y su origen.

Los análisis clínicos fueron una buena parte de los destinatarios de dicha fiebre de desarrollo médico, y ya en la 2º mitad del siglo XIX se efectuaban unos pocos estudios. Las Guerras Mundiales, junto a su carga trágica de víctimas, empujaron el desarrollo de procedimientos médicos, descubrimiento de sustancias curativas, investigación de las sustancias y los mecanismos químicos de los seres vivos (metabolismo), etc.

No faltaron argentinos en ese desarrollo, como los doctores Luis Agote (primeras transfusiones de sangre), Bernardo Houssay (primer premio Nobel argentino en ciencias por sus investigaciones en la incipiente Endocrinología), Luis F. Leloir (otro Nobel argentino por su genial descripción del proceso de almacenamiento de glucosa como glucógeno). Pocos años después, César Milstein, argentino radicado en Inglaterra, describía el procedimiento para el desarrollo y aislamiento de los anticuerpos monoclonales, un aporte gigantesco a la investigación y al desarrollo de los métodos para Laboratorios Clínicos.

Lo que Dicen Nuestros Pacientes

Excelencia profesional, seriedad y responsabilidad, realmente el mejor laboratorio de todo el distrito II. Por ese motivo me atiendo y toda mi familia se atiende allí.

Andrés Alejandro Wadowski Bioquímico Retirado
Client Image